¿SE PUEDE CONQUISTAR EL AIRE?
Luis Fernández-Zavala Ph.D. (*)
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La autora española Belén Gopegui en su novela La conquista del aire(Anagrama 1998) en una novela bastante ambiciosa,nos invita a explorar la respuesta a la pregunta de cuánta libertad tiene la pequeña-burguesía para hacerse dueña de sus propios destinos.
A través de una trama simple (las reacciones de tres amigos frente al pedido de un prestamo monetario de uno de ellos), una retórica muy su generis llena de matices internos que demuestra un fineza en el manejo de las emociones y una estructura narrativa en la que los tiempos y espacios de los tres principales personajes se presentan simultaneamente, la narradora quiere“mostrar algunos mecanismos que empañan la hipotética libertad del individuo”.
En el prólogo, Gopegui nos hace una invitación muy personal a seguirla en la exploración de una respuesta a la pregunta planteada y para que no halla dudas de su misión nos dice: “el narrador quiere saber y por eso narra”. La pregunta que podría ser propia de un estudio sociológico es respondida por Gopegui desde la ficción. He aquí la magia y complejidad de Gopegui que ningún estudio sociológico puede reemplazar: dar vida a los personajes desde adentro, desde su manera de pensar y actuar y de esta forma, dar cuenta de una serie de matices y tonalidades que definen la vida misma y que los conceptos no pueden lograrlo por su abstración y generalidad.
Se podría decir que la ficción de Gopegui, permite hacer hablar, sentir y vivir a los conceptos subyacentes. Sin embargo, gracias al uso de variados recursos literarios entre los que destacan imagenes de exquisita y concise elaboración, una narrativa no panfletaria, ausencia de sintementalismo fácil y la tendencia a no dictar un salida categórica sobre el drama de los personajes, es que podemos explorar la vida. Ella misma afirma en artículo sobre literatura y política (2005) que la literatura está “hecha para contar la vida”. Esa vida, sin embargo, sucede en contextos históricos y coyunturas específicas y afecta a sus personajes, aún en contra de su voluntad.
A diferencia de otras novelas, en las que el lector tiene que preguntarse al final de la lecura, por el objetivo de la obra, Gopegui explicita su objetivo desde el principio. Le queda al lector atento, evaluar si la autora logra o no el objetivo planteado. Esta forma de aproximarse al lector, meterlo directamente en un proceso de exploración conjunta se asemeja a los llamados que se dan en el teatro invitando a los expectadores a descender de su asientos y entrar en la vida de los personajes. Desde el primer momento el narrador, como un maestro titiretero, se mete en la cabeza de sus personajes y nos los presenta viviendo sus contradicciones. A través de la voz del narrador sabemos lo que piensan de sí mismos, de los otros personajes, su conflictos y quimeras individuales.
El contexto histórico de España de los años 90, lo aprendemos de boca de los protagonistas: ausencia de partidos de izquierda, onegés en accinó, la juventud todavía contestaria, desempleo, globalización, caos e inseguridad. Sin embargo, la autora omite eficientemente una contextualización detallista que podría haber hecho que los alcances de su exploración se encasille en una anedocta bien contada. En este sentido su exploración transciente la España de los 90 y se hace más universal. No obstante, dado la densidad de las aseveraciones, la novela no pretende llegar a un masivo séquito de lectores, pero si a un público educado: la clase media lectora a la que pueda significarle algo vivencial la exploración planteada o aquellos que desde la intelectualidad pretendan clasificar la obra ya que les será imposible obviarla por la riqueza de su contenidos referentes al amor, la amistad, la función social de los individuos y sus procesos de busqueda de sentido a la vida.
¿Es el aire la metáfora adecuada sobre la libertad individual?
El aire que respiramos todos (aun que se haye contaminado por la irracionalidad capitalista) no es una mercancía. Todos tenemos acceso a este vital elemento de la existencia humana sin entrar en relaciones de intercambio (mercado). Sin embargo, pareciera ser que el sistema capitalista, unos tienen más “aire” que otros. La pequeña-burguesía gracias a su acceso a la educación y a las profesiones tiene más espacio (más aire) para tomar decisiones sobre sus proyectos personales que los sectores sociales proletetarizados. Por otro lado, su inserción en el mercado laboral es contradictoria y le crea una “falta de aire” como representación de la angustias personales de los personajes. La conquista del aire (la libertad individual y/o iliminación de la angustia) es una lucha invisible, etérea, omnipresente, conflictiva, hasta a veces una ficción mas.
Elegir y decidir no son la misma cosa.
La pequeña-burguesía decide cotiadiamente frente a opciones ya dadas: lo que ofrece el mercado en términos de trabajo y modos de vida. Pero no puede elegir un vida diferente basada en sus principios. Ninguno puede controlar los fines de lo que hacen. Aquí vale la pena mencionar a Santiago, uno los personajes, que decide especializarse en la obra de Mendeville, un filosofo del siglo XVIII, que postulaba que lo que hace progresar a la sociedad son los intereses individuales. Al introducirnos la autora, casi de costado, a los argumentos de Mendeville, que ninguno de los protagonistas custiona (lo que no lleva a pensar que esto planteamientos son innerentes a la ideología pequeño burguesa) , nos deja abierta la reflexión sobre que es lo que motiva las dudas, angustias y acciones de nuestros tres amigos. ¿Es el motor de su accionar el paradigma ideológico de izquierda socializante en el cual estuvieron inmersos en la universidad o es la busqueda de la felicidad vía la satisfaccion de sus intereses individuales (mezquinos, tal como lo pondría un teórico del marxismo). Estos son los parámetros de la contradicción y del drama de la pequeña-burguesía dentro los cuales los tres amigos actuan y se reacionan entre sí.
Para los tres amigos, los valores alternativos de solidaridad, racionalidad y causa común son algo aprendido y asimilado en circunstancias en las cuales ellos no estaban insertos en el proceso social de intercambio. Cuando les toca insertarse en el mercado, el grupo de referencia se desbanda, los individuos van perdiendo la brújula y los valores adquiridos comienzan a corroerse. Para los otros miembros de su entorno que no asimilaron estos valores o que hallaron una justificación no contradictoria, la vida es más simple.
Santiago dirá:“Cuando conoces a alguien tanto tiempo, es un punto de referencia y, si lo pierdes cuesta bastante orientarse”. Esta cita se puede aplicar a la amistad, a una relación amorosa de largo aliento, o la sociedad. En el caso de esta última, se da en la fusión de amistad y de valores compartidos. Cuando éstos se distancian del sujeto, éste se siente perdido, solo. El proceso de inserción en el mercado les ha cambiado el punto de referencia, aunque aún mantegan criterios y valoraciones previas encarnizados en sus amistades de antaño. Por eso todavía perdura en ellos una conciencia crítica (“Se supone que si seguimos con quebraderos de cabeza ideológicos es porque todavía no nos hemos resignado.”) , pero los otros elementos ideológicos del sistema producto de su nueva práctica social, los va minando o por lo menos, los conflictua y son parte de su insastisfacción, soledad y angustias.
¿Por qué y cómo se angustian?
Sus angustias se derivan de la busqueda de la adecuada respuesta ética-racional ante el préstamo del dinero y ante la realización de sus proyectos personales que no pueden controlar. Una solidaridad amical surgida en sus años de la “inocencia heroica” (palabras mías) , donde discutían de todo y buscaban dar respuestas a lo irracional del sistema y suponemos, también ligada al activismo político, se enfrenta a una situación diferente: todos ellos tienen proyectos personales aislados – la comunidad de intereses ha desaparecido – y ya están insertos dentro de la complejidad del mercado y sin una praxis política. Su conciencia crítica no tiene asidero en su práctica social. El dinero del préstamo es sólo un instrumento para para desenredar el manojo encarnizado de relaciones sociales, económicas e ideológicas en la que se hayan. El dinero no es la esencia, dirá Gopegui en el prólogo. Es la manifestacion más obvia del sistema. Son las funciones sociales y económicas capitalistas hegemónicas las que “se anidan en la conciencia moral del sujeto”.
Los tres amigos
Carlos Maceda es el que pide el dinero para enfrentar la crisis de su empresa Jard. Tiene un un hijo menor que apenas aparece en la trama para mostrar que es un padre amoroso; su esposa Ainhoa tiene su propio proyecto: aspira a ser médica. Son muchos los momentos de silencio entre ellos. Ainhoa no se siente parte de su proyecto-utopía de construir una empresa en la cual todos sus integrantes se beneficien: una comunidad económica sin explotadores y explotados. Es más, la vehemencia de Carlos en torno a su proyecto los va separando. De los tres amigos, Carlos es el hombre de acción, el sí tiene un proyecto claro. Se siente incómodo ante la imposición hecha a sus amigos.
“Desde su empresa intentaría preservar un recinto civilizado en la selva del capital”.
Santiago Álvarez es profesor de historia moderna en la universidad. Ha aceptado su rol como profesor investigador sin ninguna vehemencia. Se siente el más alejado de las urgencia del dinero y protegido del sistema dominante. El que Carlos le haya pedido dinero lo pone a la altura de sus amigos. Le gusta no ser más acomodado. No quiere entrar en el juego del arribismo. Èl es el escapista del grupo.
“…Le gustaba que Carlos le hubiera pedido dinero . Porque significaba que el era un igual, que era como Marta, alguien nacido de pie, alguien que aunque perdiera cuatro millones seguiría viviendo del mismo modo pues ya había consolidado su posición, había salido, como decía su madre, adelante”.
Tiene sus dudas si presto el dinero por la amistad o para estar a la altura de Marta. Deja a su amante Sol y se casa con una mujer de mejor posición socio-económica y de a pocos va poniéndose a la altura de Marta, vistiendo mejor.
Marta Timoner es la que menos urgencia tiene de dinero. Proviene de una familia acomodada. No tiene un relación fluída con su pareja (Guillermo)quien propone una vida en común a màs largo plazo (eso es lo que significa la compra de la vieja casa). Marta quiere su compañía pero su diletantismo es obvio. No es reconocida profesionalmente en el Ministerio de Transportes donde hace alianzas con su primer jefe para sacar proyectos interesantes de servicio público. El eficientismo no es neutro. (“…Ella solo podía hablar de medidas eficaces y no de medidas buenas. Los fines los fijaban otros”) Es vista como mujer y no como profesional por su segundo jefe, no tiene control de lo que se hace o no se hace en el Ministerio, su contrato esta siempre pendiente. No tiene seguridad en el trabajo ni en su relación amorosa. Sin embargo, puede arreglarselas como consultora internacional y puede esconder su soledad en el trabajo. Marta quiere tener más control en su vida profesional y amorosa.
“Ella quería pertenecer al contigente de personas que concebían un destino distinto del destino un poco mezquino, un poco satisfecho, bastante entretenido de cualquier miembro bien situado de la clase media”.
Los tres amigos tiene una relación diferenciada con el dinero, pero todos lo necesitan de una u otra manera. Este es origen de las contradiciones: uno lo necesita para mantener una empresa funcionando en un sistema de explotación , monopolio y competencia; otro lo maneja en función de no consumir demasiado y protegerese del sistema, en tanto que, finalmente, Marta el dinero lo necesita para poder tener más control en su vida.
Si al comienzo de la novela y durante el desarrollo de la trama, el insomnio atormentaba a los tres personajes, al final de la novela, ellos logran dormir, cansados de sus contradicciones en “un mundo ordenado en apariencia”.El lector tendrá que caminar muy de cerca a través de las inter-subjetividades de los tres amigos para aprender qué les hizo recuperar el sueño.
* Autor de El guerro de la espuma y otras tantas despedidas (Pukiyari 2014). En Amazon.com y Peru E-books.