. “Con más de 50 millones de latinos en Estados Unidos, un 80 por ciento consumidores de información y entretenimiento en español, las posibilidades de un mercado de lectores son más amplias que las de muchísimos países latinoamericanos”. Ani Palacios, editora.
Con este titular la agencia española de noticias EFE y Fox Latino dieron cuenta del evento literario organizado por el blog CervantesHighMileCity que se realizó en el Museo de las Américas en Denver, Colorado, coincidiendo con la actividades de la Bienal de las Américas. Este año el II Encuentro de escritores latinoamericanos en USA tuvo el privilegio de contar con la presencia del poeta mexicano Roman Luján (Nigredo: Antología personal, Secretaría de Cultura de Coahuila: Saltillo, 2013) y los escritores de de ficción Luis Fernández-Zavala (El guerrero de la espuma y otras tantas despedidas, Pukiyari Editores 2014) y John Montañez (Cuentos Regresivos, Editorial Lector Cómplice, 2014).
El certamen permitió un contacto íntimo con lectores de habla hispana y también un intercambio humano y literario entre los escritores; este año ambas facetas han sido sumamente aleccionadoras. Merece resaltarse el hecho de que entre el público asistente había jóvenes y fueron estos los que compraron libros; este hecho nos habla de un público de lectores de segunda generación que tiene interés en acceder a la literatura en castellano en los Estados Unidos. Otra hecho anecdótico e interesante lo dio la presencia de un humilde trabajador rural que no se atrevía a sentarse con el resto del público pero que esperó hasta el final de la presentación, compró su libro y pidió que se lo autografiaran. Mientras esto sucedía, nos contó que le habían robado su libro de segunda mano, Cien años de Soledad, pero que cuidaría su nuevo libro porque así se sentiría menos solo. No todos los lectores que leen nuestros trabajos en castellano son de las universidades, primera generación de migrantes y de clase media, el público de la literatura en castellano es diverso. Por otro lado, la experiencia de nuestro trabajador rural, nos indica que la literatura en castellano habla a este público al oído no solo para entretenerlos, sino para conectarnos como parte de una cultura inmensa que sueña y fantasea en su propio idioma sin fronteras y los hace sentir menos solos.
Estos hechos anecdóticos nos refuerzan la idea que sí se puede y debe escribir y publicar en castellano en los Estados Unidos porque existe un mercado potencial al cual se debería llegar de diferentes formas. Un blog como CervantesHighMileCity tiene una función y un ámbito, pero no todo el mundo tiene computadora; por lo tanto, eventos como el realizado es una forma más de llegar a este público ávido de lecturas en castellano pero que deberían complementarse con talleres de escritura, charlas sobre literatura clásica y contemporanea y más producción literaria de diversa índole en castellano. Se trata de sacar la literarura en castellano a las calles. Aquí lo más importante es reforzar los pilares de la creación litetaria para que esos lectores potenciales se conviertan en lectores reales asiduos y de ellos surja una nueva generación de escritores que escriban y publiquen en castellano viviendo en los Estados Unidos. Su producción sería inmensamente rica porque no tendría los limites regionales o nacionalistas sino que por el contrario, todo bagaje cultural particular enriquecería los temas universales de la experiencia humana. Al mismo tiempo le daría al lenguaje ese dinamismo que solo se adquiere cuando se sueña, se procesan emociones y fantasías en el idioma castellano. Ya no solo se trata del uso del lenguaje como conciencia práctica, sino como creación, como arte, el lenguaje del ensueño, de las emociones y las mentiras posibles, llamada ficción.
Los segmentos de la obras presentadas por Fernández-Zavala, Luján y Montañez se caracterizan por su diversidad de fondo y forma, pero tienen algo en común: “Lo extranjero en toda la amplitud de la palabra…desde la distancia que impone una lengua y una cultura distinta a la propia” (comentario de Gaëlle Le Calvez sobre la poesía de Román Lujan). Estos escritores, como tantos otros en los Estados Unidos, se revelan frente a la cotidianidad y la recrean en la poesía y ficción con los nuevos signos aprendidos de su nueva realidad y la mochila cultural que nunca dejaron cuando le sellaron el pasaporte de entrada. La diáspora latinoamericana es una realidad fracturada que necesita converger con distintas voces para hacerse una sola voz, y esto se logra a través de la creación literaria. Para muchos escritores su creatividad no nació aqui pero sí se vio enriquecida porque no está limitada por la frontera de la memoria. Así mismo, se podría afirmar que sus lectores acceden a una serie “funcionamientos sociales, modos de lenguaje y emociones” (Ricardo Piglia) intensas que solo la literatura puede revelar sobrepasando la realidad pastosa. Estamos aquí no solo para producir, sino para recrear nuestra nueva realidad.



¡Felicitaciones a los organizadores y a los escritores presentes en el Segundo encuentro de escritores latinoamericanos en los Estados Unidos!. Nos vemos el próximo año.
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